10 razones por las que nuestro hijo autista podría beneficiarse de aprender ajedrez
El ajedrez beneficia a los niños con autismo: 10 razones por las que nuestro hijo autista necesita aprender ajedrez ahora mismo.
Veamos algunas razones que algunos padres plantean para que su hijo autista no aprenda ajedrez:
- Simplemente lanzará el tablero al otro lado de la habitación si pierde.
- No tendrá paciencia para eso.
- No tiene el cerebro para volverse realmente bueno en eso.
- Lo encontrará aburrido.
Las respuestas podrían ser:
- El ajedrez no es un juego impulsivo. Probablemente por eso tantos niños autistas aprenden a jugar al ajedrez.
- Se cultiva la paciencia. El ajedrez hace creer la paciencia.
- Lee los puntos a continuación, y verás que no hay que ser bueno para aprender las lecciones realmente importantes que el ajedrez enseña.
- Si realmente se aburre, entonces está claro, no es para todos. Pero dejemos a nuestro hijo con autismo experimentar con el ajedrez antes de tomar la decisión por él o ella.
¿Conoces ese cliché que a la gente le gusta decir sobre los juegos que le gustan? ¿Algo así como que “el fútbol no es solo un juego”? Bueno, pues el ajedrez no es solo un juego.
El ajedrez es un proceso de pensamiento
El ajedrez es la disciplina de asumir la responsabilidad tanto de las buenas como de las malas decisiones que tomamos.
El ajedrez es similar a la habilidad de pensar en nuestras acciones, hasta que estemos seguros de que definitivamente estamos tomando las decisiones correctas.
El ajedrez estimula la confianza de quienes no son buenos por naturaleza en otras cosas.
Además, el ajedrez es una oportunidad para burlar a alguien que te triplica la edad, sin siquiera tener que hablan con él.
10 razones por la que nuestro hijo autista podría beneficiarse de aprender ajedrez
Podríamos plantearnos incluso si escribir “autista” en este título. Esto está escrito para jóvenes en el espectro autista, pero muchos de los consejos se pueden aplicar a un amplio conjunto de niños y jóvenes.
#1 El ajedrez te hace comprender acciones y consecuencias
Podemos decirles a los jóvenes que el ajedrez tiene dos reglas no escritas. Puede que no sean reglas literales, pero sería difícil entender por qué no seguirlas.
- Regla número uno: siempre debes tener una razón detrás de cada movimiento que realices.
- Regla número dos: siempre, siempre piensa “si muevo aquí, ¿qué va a pasar después?”
Puede sorprendernos lo bien que se aplican estas reglas a la vida real.
Y para los niños con autismo, estas lecciones pueden resultar muy útiles.
Veamos el caso de un niño de 11 años en particular, en una escuela en particular, que solía golpear a la gente en el patio durante el recreo. No porque fuera un mal chico, sino porque no conocía otra forma de lidiar con la frustración.
El chico aprendió ajedrez. Muy rápidamente también ganó el premio el “jugador que más había mejorado”.
Misteriosamente, dejó de golpear a la gente después de eso.
¿Por qué? Porque le había enseñado el proceso de pensamiento de “si hago esto, ¿qué pasa después? Si tomo esta acción, ¿cuáles serán las consecuencias?”.
#2 El ajedrez enseña a asumir responsabilidades
Me gusta el Monopoly.
Me gusta el Cluedo.
Me encantan los juegos de cartas.
Pero todos tienen un gran defecto en común.
Todos se basan en la probabilidad.
En cada uno de estos juegos, podemos culpar a la mala suerte. En ajedrez, no podemos culpar a la mala suerte.
Una de mis cosas favoritas del ajedrez es que somos responsables de todo. Obtenemos los beneficios de cada buena decisión que tomamos. Y no hay a quien culpar por las malas decisiones que tomamos.
Sí, los jugadores de ajedrez dicen cosas como “tuviste suerte de conseguir tablas”. Pero la suerte no existe realmente en el ajedrez (a menos que consideremos las malas decisiones de nuestro oponente como “suerte”, aunque ciertamente no es suerte desde esta perspectiva). El ajedrez se basa completamente en elecciones deliberadas, y eso nos enseña mucho sobre cómo hacer buenas elecciones y cómo tomar buenas decisiones.
¿Y cómo se relaciona esto con el autismo, a diferencia de los niños en general? Bueno, la mayoría de estos 10 puntos, son ciertos tanto para los niños y jóvenes autistas como para los no autistas.
Es muy fácil llevar a niños con necesidades especiales e, inadvertidamente, alimentarlos con cuchara hasta la edad adulta.
En tanto, el ajedrez es un área en la que nosotros tomamos nuestras decisiones completamente solos, y asumimos la responsabilidad de nuestras propias acciones. Ese conocimiento por sí solo despierta nuestro cerebro. Nos hace abordar las tareas con un sentido de independencia real.
#3 El ajedrez da confianza y aumenta la autoestima
Ganar partidas de ajedrez hacer mucho para recordar que no se es completamente inútil. Incluso enseña que el autismo puede ser una una especie de superpoder disfrazado.
¿Y si no hacemos nada más que perder partidas? Entonces aprendemos de ellas. Otra gran cosa sobre el ajedrez es que, incluso cuando perdemos, seguimos siendo un mejor jugador al final de la partida (siempre que tengamos la sabiduría de aprender de tus errores).
#4 El ajedrez enseña a ganar y a merecer las recompensas
Hay algunos adultos que permiten que sus hijos ganen de vez en cuando, para animarlos. Pero quizás hay una forma mucho más dura (pero más eficaz) de animar a aprender.
Ser intransigente sobre el tablero de ajedrez. No dejarse ganar obliga a aprender. Esto nos enseña a mejorar nuestras habilidades.
Y cuando finalmente ganamos, sabemos con certeza que nos lo hemos ganado. Vencer ese día nos hace sentir increíble.
Sabiendo a ciencia cierta que se trataba de una auténtica victoria, y sabiendo a ciencia cierta que se merecía el éxito.
#5 El ajedrez enseña a tener paciencia
El ajedrez no es un juego impulsivo. De hecho, cuando juegas al ajedrez tienes dos opciones:
1. Reduces la velocidad y piensas en tus opciones.
O
2. Pierdes.
Muchos de los mayores éxitos con el ajedrez, se tienen con niños impulsivos. No tardan en detectar la correlación entre la impulsividad y perder. O entre verificar sus movimientos y ganar.
Aprenden, muy rápidamente, que tomarse un minuto completo para pensar en su movimiento produce mejores resultados que tomarse cinco segundos.
Como es de esperar, también comienzan a aplicar esa filosofía fuera del tablero de ajedrez.
#6 El ajedrez obliga a ver la perspectiva de la otra persona
Este punto, es uno de los verdaderamente aplicables a los niños autistas.
La tercera regla no escrita del ajedrez es esta:
Regla número tres: ¿por qué hizo esto?
Cuando no es nuestro turno de mover, hay dos formas en que podemos emplear nuestro tiempo. Predecir las intenciones del oponente o, simplemente, esperar a que sea nuestro turno. ¿Adivinamos qué proceso de pensamiento conduce a ganar?
El ajedrez nos enseña a pensar en los motivos de la otra persona, sus objetivos y su planificación. Habiendo aprendido esa lección a través del tablero de ajedrez, ahora es lo primero en lo que pensamos cuando hablamos con otra persona. Ha sido de gran ayuda aprender a ser diplomático, y cómo evitar ser engañado por personas deshonestas.
Si nuestro hijo tiene dificultades con los puntos de vista de otras personas, o se olvida incluso de considerarlos, esta podría ser una de las principales razones para enseñarles ajedrez (o cualquier juego que implique la toma de decisiones).
#7 El ajedrez enseña a lidiar con el fracaso
Cada vez que un niño pierde una partida contra nosotros, siempre le preguntaremos (inmediatamente) qué lección aprenderá de ello. Si aprenden algo constructivo de perder la partida, la pérdida siempre vale la pena. Y ellos lo saben.
#8 El ajedrez alivia la ansiedad
A veces, cuando hay mucho en juego y sabes que una mala jugada te costará la partida, el ajedrez puede ser estresante. Muy estresante.
Pero, ¿sabes qué? Eso no es ansiedad real. Eso es solo tensión.
Demasiadas personas autistas han sufrido la ansiedad. Y se debe conocer la diferencia.
La ansiedad se siente como una pérdida total de control. La ansiedad implica miedos que ni siquiera necesitan conectarse con la realidad. La ansiedad significa perder el mapa y ni siquiera saber en qué dirección está el Norte.
El ajedrez tiene un mapa justo frente a tus ojos. Todo lo que necesitas hacer es leerlo. Y si necesitas leerlo diez veces, puedes leerlo diez veces.
Incluso puedes comprobar si tus miedos son racionales al ver si tienen sentido en la pizarra. Con el ajedrez, sabes si estás preocupado por buenas razones.
Lo más importante es sentir que las cosas están bajo tu control. Es muy reconfortante saber que realmente tienes voz y voto en las cosas.
En el ajedrez, con o sin tensión, el juego es tuyo para controlar.
Incluso si pierdes, perdiste la partida. No se perdió por circunstancias fuera de tu control. E incluso eso es importante.
#9 El ajedrez ayuda a hacer amigos
Y no solo uniéndose a un club local (aunque lo recomendaría, por experiencia personal). Podemos a los niños de las escuelas regulares y especiales comenzar a hablar entre ellos en los descansos, niños que nunca hablaban antes de encontrarse en los torneos.
Tener un interés común es una buena manera de iniciar cualquier amistad, y un terreno común con el ajedrez es un buen punto de partida como cualquier otro para los miembros de tu escuela.
Este fue un punto muy corto, así que déjame expandirlo con este soporte de torneo gigante que diseñé para un torneo de ajedrez de escuela primaria. Hubo muchas oportunidades aquí para que se conocieran nuevos amigos.
#10 El ajedrez puede descubrir tu genio interior
El ajedrez puede transformar a los jóvenes.
En un universo paralelo, nunca eligió aprender ajedrez, y nunca obtuvo ese enorme impulso de autoestima.
En conclusión
Supongo que mi conclusión es realmente obvia. Si crees que tu hijo (autista o no) necesita:
- Comprender acciones y consecuencias.
- Asumir la responsabilidad de sus acciones.
- Más confianza.
- La alegría de ganar algo brillante.
- Paciencia y una gran capacidad de concentración.
- Considerar las perspectivas de otras personas.
- Para aprender a perder positivamente.
- Estar menos ansioso.
- Más amigos.
- Descubrir posibles habilidades ocultas.
Entonces, consíguele un tablero de ajedrez.
Aunque nunca lleguen a ser buenos jugadores de ajedrez, pueden sorprenderse con lo rápido que adquieren esas habilidades para la vida.
Nota: cuando pierdan, nunca, nunca debemos decirles “no te preocupes, es solo un juego”.
El ajedrez beneficia a niños con autismo
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