Instrumento fundamental para el desarrollo, el movimiento es una herramienta de adaptación e inclusión
Ya sea en una actividad simple, como caminar, o incluso sentarse en una silla en el aula, mostramos cuánto estamos disfrutando ese momento. Y esto está directamente relacionado con nuestras experiencias corporales. La educación física para niños con autismo tiene como objetivo brindar bienestar físico y emocional.
La escuela y la educación física para niños con autismo
Muchas escuelas todavía tienen una mirada centrada en el acondicionamiento físico, en lugar de la adquisición de habilidades motoras y sociales.
En ocasiones, la escuela tiene dificultades para incluir a los estudiantes con TEA en la actividad física, precisamente por la visión anticuada del tema. Algunos docentes no observan que tener el movimiento como herramienta principal nos brinda grandes oportunidades de adaptación e inclusión. Cuando esto no se tiene en cuenta, se pierde la oportunidad de ampliar la adquisición de habilidades motoras y sociales de estos estudiantes con TEA.
Aún con este problema dentro de la escuela, fuera de ella, la educación física ha ganado más espacio. Hoy en día existe una gran variedad de modalidades que se practican en gimnasios, clubes, parques y playas. Ha aumentado la demanda de profesionales para la atención de niños y adolescentes con TEA. Esta demanda puede hacernos optimistas sobre el cambio de perspectiva de las familias. Hoy, buscamos no solo terapia para nuestros hijos, sino también la oportunidad de experimentar diferentes posibilidades, incluida la actividad física.
También hay un mayor número de profesionales que trabajan con la inclusión, utilizando el deporte y el movimiento como herramienta de desarrollo para públicos específicos.
La falta de actividad física plantea riesgos para la salud, y reduce la interacción con el medio ambiente y la comunidad
A pesar de este nuevo escenario, aún nos queda un largo camino por recorrer. El aumento de la demanda no significa que los niños con TEA tengan fácil acceso a las actividades. Incluso para los niños típicos, el estilo de vida sedentario es cada vez más común.
La inactividad física trae cada vez más riesgos para la salud. Y también provoca una pérdida de interacción con el medio ambiente, interrumpiendo la relación con la comunidad en la que operan.
La desmotivación que afecta a los adultos también se da con nuestros pequeños. Y la OMS (Organización Mundial de la Salud), en estudios recientes, publicó que lo ideal es adoptar una rutina con unos 50 minutos de actividad física diarios.
Este es un gran desafío. Debido a la rutina de nuestra generación, sabemos que cada vez tenemos menos confianza en permitir que los niños salgan a la calle libremente, jugando y desarrollándose de forma natural.
Los niños con TEA también son capaces de evolucionar, con parámetros diferentes a los neurotípicos
Pero la gran reflexión que quiero compartir con este artículo es que tenemos un agravante aún mayor con los niños que necesitan más ayuda para tener las experiencias adecuadas. Por tanto, la Educación Física se vuelve aún más importante cuando pensamos en la inclusión de personas autistas.
Los padres se enfrentan a barreras para encontrar modalidades y maestros que puedan, además de aceptar a este niño, observar cuidadosamente su potencial. También es necesario entender que el autismo tiene sus peculiaridades. Y que, en relación a los niños típicos, los parámetros pueden ser diferentes, pero que esto no significa incapacidad para evolucionar.
Cuando nos detenemos a pensar en las características del autismo que repercuten en la dificultad de comunicación e interacción social, corremos el riesgo de fijar nuestro pensamiento solo en estos aspectos, agravando aún más el problema. Pero cuando la familia ve la actividad física como una estrategia de adaptación y ampliación del aprendizaje, se valoran las infinitas posibilidades que ofrece el movimiento, abriendo un amplio campo de acción para los docentes que tienen este compromiso.
Invertir en la condición corporal ayuda a mejorar la comunicación de forma global
No podemos olvidar que los problemas que pueden tener los niños con TEA en relación con la comunicación y la interacción, forman parte de los objetivos del educador físico. Mejorar la condición corporal es una de las formas de mejorar la comunicación y la interacción a nivel global y, de esta manera, contribuir a formar una persona más participativa y feliz en su entorno social.
En este caso, a pesar de que el ejercicio sirva como elemento base, el foco del trabajo sigue siendo desarrollar el niño en los aspectos cognitivos y sociales. Esto no cambia cuando nos enfrentamos a alumnos atípicos, ya que cualquiera puede necesitar adaptaciones, incluso mínimas, para facilitar un aprendizaje específico.
El verdadero propósito de la actividad física es brindar bienestar físico y emocional
Idealmente, podría realizarse un espacio de circuito motor y deportivo para niños, adolescentes y adultos con algún tipo de limitación, con especial atención a los niños con TEA.
Y utilizar el circuito motor, los juegos y el deporte no solo para desarrollar el físico, sino también para incrementar el repertorio con el cuerpo y ayudar en los procesos de desarrollo de la comunicación, para mejorar la convivencia en diferentes entornos.
En el contexto de las clases, se crean situaciones similares a las que los niños experimentan en la vida cotidiana, en entornos como la escuela y la terapia. Mientras adaptamos las reglas, bajamos el estándar en relación a los deportes de alto rendimiento, y dirigimos nuestra atención a ayudar al alumno a expresarse mejor, logramos alcanzar el verdadero propósito de la actividad física, que es brindar bienestar físico y emocional.
La variedad de actividades ayuda a los niños a adquirir habilidades básicas para tareas cotidianas sencillas
La persona autista tiene limitaciones conocidas dentro del espectro, pero no debemos olvidar la condición individual y el tipo de intervención a la que cada uno tiene acceso. Al hacer esto, evitamos introducir parámetros poco realistas.
Dentro de cualquier propuesta, el educador o terapeuta necesita aprender y analizar cuáles son las prioridades y pensar en estrategias creativas. El autismo tiene sus estándares, pero la misma fórmula no funciona para todos, precisamente por la individualidad e, incluso, por la historia de cada alumno.
Por tanto, es más probable que el profesor de educación física que ofrece una amplia variedad de actividades físicas en su clase contribuya a la mejora del rendimiento motor. Esto ayudará a su hijo a adquirir las habilidades básicas para las tareas cotidianas sencillas. En una actividad podemos trabajar la atención y la permanencia en el juego. En otro juego, comprender las reglas simples. También podemos desarrollar la capacidad de turnarnos en actividades en pareja o en grupo.
En el caso de clases con atención individualizada para casos más graves, el docente puede hacer el papel de otro niño, poniendo situaciones en la clase y entrenando al alumno para participar en actividades con otro niño en el futuro.
La actividad física impacta no solo en el niño, sino también en la autoestima de los padres
Este proceso incluso ayuda a aumentar la autoestima de los padres y demás miembros de la familia. Cuando observan a los estudiantes realizando ejercicios complejos, y participando en juegos que antes eran metas inimaginables, esto genera una gran satisfacción. Están felices de ver que se rompen los límites.
Los beneficios generados por una clase inclusiva son una excelente estrategia para reducir la asistencia motora y, en consecuencia, contribuir a una persona con mayor independencia. Además, el desarrollo de habilidades como el ciclismo, el equilibrio, la escalada, las patadas y los lanzamientos debe considerarse con gran valor.
Aunque parezcan sencillas, estas actividades tienen un impacto profundamente significativo de manera integral en la rutina. Ayudan a los estudiantes a tener más iniciativa en sus vidas y, con el repertorio que puede proporcionar una educación física bien dirigida, ayudan a los niños con autismo a cumplir realmente su papel principal en la infancia, que es el juego.
Educación física para niños con autismo
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