Autismo: cuando el cerebro genera más información de la que necesita
Un estudio de investigadores de EE.UU. (Velázquez & Galán, 2013) mostró que, en el estado de reposo, los cerebros de los niños autistas crean un 42% más de información que el de los niños no autistas. Autismo y teoría del mundo intenso.
Qué es el autismo
El trastorno del espectro autista (TEA) es un trastorno del desarrollo que involucra varios síntomas, incluidos:
- un deterioro cualitativo de la interacción social (incapacidad para implementar comportamientos no verbales, incapacidad para relacionarse con sus compañeros);
- un deterioro cualitativo de la comunicación (retraso en el desarrollo del lenguaje, dificultad para mantener una conversación con otros); y
- comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados (interés excesivo en partes de objetos, rituales y hábitos innecesarios, miedo al cambio).
Los niños autistas tienden a aislarse y, muy a menudo, juegan durante horas con un objeto en particular, evitan la mirada de compañeros y adultos, no responden a su nombre, no comprenden los sentimientos de los demás… En resumen, viven en un mundo propio.
Las causas del autismo aún no se han aclarado por completo. Existen diversas hipótesis como la edad avanzada de los padres, factores genéticos, infecciones durante el embarazo, estrés, algunos fármacos utilizados durante el embarazo, etc.
Teoría del Mundo Intenso
Se han propuesto muchas teorías interesantes para explicar el autismo. Por ejemplo, se ha planteado la hipótesis de que los niños autistas son incapaces de utilizar la Teoría de la Mente, es decir, la capacidad de atribuir estados mentales a sí mismo y a los demás, y predecir su comportamiento y el de los demás. O muchos estudiosos sostienen que el autismo es causado por la disfunción del sistema de neuronas espejo.
A diferencia de todas las teorías “antiguas” que predicen un déficit mental, la Teoría del Mundo Intenso plantea la hipótesis de que existe una sobrecarga mental (Markram et al., 2007). En otras palabras, el niño autista recibe demasiada información del entorno que lo rodea, y esto lo empuja a refugiarse en su mundo y a concentrarse solo en unos pocos estímulos. Según los autores, el procesamiento y la memorización mental excesivos conducen a un funcionamiento excesivo de las regiones cerebrales más afectadas. Esto resultará en híper-percepción, híper-atención e híper-memoria que, potencialmente, pueden explicar todos los síntomas del autismo.
Probar la Teoría del Mundo Intenso
En el estudio de Velázquez y Galán publicado en la revista Frontiers in Neuroinformatics, los investigadores intentaron probar la hipótesis de la Teoría del Mundo Intenso evaluando niños con diferentes formas de autismo y niños sanos mediante magnetoencefalografía (MEG). Los participantes fueron evaluados en estado de reposo, es decir, no se presentaron estímulos sensoriales específicos. El resultado fue que los cerebros de los niños autistas producían un 42% más de información que los de los niños no autistas.
Estos estudios son sumamente interesantes, ya que muestran cómo los cerebros de los niños autistas están continuamente súper estimulados (incluso en ausencia de estímulos específicos) y esto ciertamente tiene efectos importantes en su comportamiento. Este fenómeno, por ejemplo, podría explicar por qué los niños autistas tienden a jugar solo con unos pocos objetos simples, y también por qué intentan evitar las interacciones sociales.
Este hallazgo también plantea varias interrogantes sobre los tratamientos actuales que intentan estimular a los niños autistas más que a sus compañeros sanos: según los autores de la investigación, deben vivir en un ambiente relajante que les permita expresar mejor sus habilidades.
En conclusión, a día de hoy aún no se sabe con precisión de qué depende el autismo. Se han presentado muchas teorías fascinantes, pero aún queda un largo camino por recorrer para comprender completamente este trastorno.
Autismo y teoría del mundo intenso
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