¿Puede el futuro trabajo en tecnología incluir el trastorno del espectro autista?
Durante décadas, se ha pensado en el sector tecnológico como un rincón de la economía tranquilo y con poca luz, donde los adultos con autismo podrían trabajar en tecnología, encontrar refugio y tener un empleo remunerado.
Nadie parece saber exactamente cuántos adultos con trastorno del espectro autista (TEA) están desempleados o subempleados, pero los expertos coinciden en que supera el 50%.
“No te preocupes. Siempre puedes conseguir un trabajo como programador. Se te pagará bien y no tendrás que hablar con nadie”
Sabiduría popular
Sin embargo, la tasa de éxito en tecnología para las personas con TEA es, en realidad, bastante baja.
En un primer momento, la baja tasa de éxito parece contradictoria. Los equipos tecnológicos necesitan personas con una capacidad única de lógica, análisis y enfoque, áreas en las que los que están en el espectro suelen sobresalir.
Además, la investigación muestra que los equipos que representan diversos orígenes y formas de pensar, superan a sus homólogos más homogéneos. La neurodiversidad, un término general que abarca afecciones como el TEA o la dislexia, puede ser un activo para los equipos encargados de la resolución creativa de problemas (por ejemplo, programar software).
Pero hay una trampa: el desarrollo de software no es el trabajo solitario que se rumorea que es. Los equipos de software de hoy son altamente colaborativos y altamente comunicativos a través de múltiples medios: correo electrónico, chat, en persona y a través de herramientas de desarrollo utilizadas para revisiones de código, seguimiento de proyectos, etc.
El nivel de interacción interpersonal dificulta que las personas con TEA, que a menudo luchan con las habilidades sociales, prosperen en la tecnología o, incluso, entren por la puerta. Un número pequeño pero creciente de empresas como Microsoft y SAP tienen programas de contratación e incorporación diseñados explícitamente en torno a TEA. desafortunadamente, la gran mayoría de los trabajos tecnológicos son, y seguirán siendo, con empresas que no lo hacen.
Necesitamos cerrar la brecha entre los equipos técnicos y las personas con trastorno del espectro autista, porque tienen mucho que ofrecerse mutuamente.
El primer paso es rechazar los estereotipos y descubrir la historia real. ¿Qué necesitan saber los directores de ingeniería y los desarrolladores sobre cómo trabajar con un miembro del equipo neurodiverso? ¿Y cómo pueden los padres de niños con TEA equiparlos con las habilidades sociales necesarias para tener éxito en la tecnología, dado que la naturaleza del desarrollo de software está cambiando… pero el autismo no?
“Si has conocido a una persona con autismo, conoces a una persona con autismo”.
Un día en la vida de un techie
Hay un dicho famoso en software que dice: “cuidado con el código escrito por una sola persona”. El código de un solo autor es famoso por ser difícil de entender (y, por lo tanto, de mantener) y por cubrir solo una gama limitada de casos de uso. No es de extrañar que la cultura de la programación moderna gire en torno a la colaboración.
Paseemos por una oficina típica, y veremos grupos pequeños que diagraman la lógica de la aplicación en pizarras, y equipos reunidos para su reunión diaria de pie. Tal vez incluso dúos participando en una práctica llamada programación en pareja. De hecho, más empresas están derribando las paredes de los cubículos a favor de plantas abiertas que refuerzan la idea de que el desarrollo de software es un deporte de equipo.
Los desarrolladores trabajan juntos en el diseño técnico, implementan los requisitos y revisan el código de los demás. También colaboran con los gerentes de producto y otras partes interesadas de la empresa sobre qué funcionalidad se debe incluir. Pero no se detiene ahí. Los desarrolladores trabajan con los especialistas en marketing y el personal de ventas mientras promueven los productos. Y se asocian con el personal de atención al cliente para priorizar qué errores corregir primero.
Algunas de estas conversaciones ocurren digitalmente, ya sea por correo electrónico, chat o documentos compartidos, mientras que otras ocurren en los pasillos o durante las reuniones. Por lo tanto, las habilidades de comunicación oral y escrita son vitales, especialmente cuando hay desacuerdos. Ser capaz de explicar algo claramente, o saber cuándo agregar un emoticono de carita sonriente para expresar humor, puede ser la diferencia entre construir relaciones y dañarlas.
Entre todo esto, la mayor parte del día de un programador se dedica a la programación, que se trata de resolver problemas: “¿cómo puedo hacer que el ordenador haga X e Y, pero solo después de Z?” Requiere pensar en múltiples casos de uso, teniendo en cuenta las elecciones, los errores y las interacciones de los usuarios con otros sistemas. Luego está la lógica interna del código en sí: funciones, reglas y sintaxis preexistentes entretejidas en una nueva funcionalidad. Es como un rompecabezas con esteroides, y armarlo es un ejercicio de perseverancia.
El trastorno del espectro autista como un activo
Se podría perdonar a las personas con poca exposición al autismo por asumir que cada persona en el espectro es un desarrollador de software natural, pero ese no es el caso. La comunidad de personas con TEA tiene un dicho popular: “si has conocido a una persona con autismo, has conocido a una persona con autismo”.
Aun así, el estereotipo sobre los TEA y el trabajo técnico tiene alguna base de hecho. Tim Goldstein, un defensor de la neurodiversidad, dice que, para muchas personas en el espectro como él, la concentración profunda es casi su estado predeterminado. “Una gran ventaja que aportamos al trabajo técnico”, dice, “es la capacidad de concentrarse durante horas y horas a un nivel más allá de lo que la mayoría de la gente puede hacer”.
“Percibimos más flexibilidad en el mundo, y eso nos permite unir piezas de formas más creativas”.
Tim Goldstein, defensor de la neurodiversidad
Y, mientras que algunos ven la falta de sofisticación social como una desventaja, Goldstein ve el lado positivo. Debido a que las personas en el espectro a menudo pasan por alto las señales sociales, su pensamiento está menos influenciado por fuerzas externas. “Para nosotros, hay menos reglas. Percibimos más flexibilidad en el mundo, y eso nos permite unir piezas de formas más creativas”.
Hacer que la neurodiversidad funcione en el lugar de trabajo
A pesar de las contribuciones únicas que pueden hacer las personas con TEA, es raro estar en condiciones de realizarlas. Entrar y tener éxito en la universidad puede ser realmente difícil. A medida que los reclutadores recurren a la automatización como una forma de clasificar a los solicitantes rápidamente, las personas en el espectro son, cada vez más, eliminadas por algoritmos de escaneo de currículums configurados para ignorar a los aspirantes sin títulos universitario de la lista.
Incluso aquellos que consiguen una entrevista, a menudo tropiezan con las preguntas abiertas que los gerentes adoran hacer. Las preguntas abiertas hacen que las personas con TEA se congelen. Se esfuerzan tanto por adivinar qué respuesta quieres escuchar, que se olvidan de responder de corazón.
Adaptar el proceso de contratación para que sea más inclusivo con las personas con TEA, no tiene por qué implicar una revisión radical y global. Primero, que la entrevista de trabajo les dé la oportunidad de demostrar sus habilidades. En segundo lugar, en lugar de hacer una pregunta abierta como, “¿cuál es tu lenguaje de programación preferido y por qué?”, se puede modificar para que sea menos abierta, por ejemplo: “en una escala del 1 al 10, ¿cómo de cómodo te sientes con Python?”
El tema aquí es reducir las áreas grises, que también es una estrategia exitosa para el trabajo diario.
Al principio, se debe invertir tiempo en detallar los pasos o procesos específicos para hacer el trabajo. Después de un período de aceleración inicial, podrán trabajar de forma autónoma y, en general, preferirán la autonomía.
Es recomendable familiarizarlos con la cultura de la oficina de la misma manera. Si está bien que se tomen un descanso de 10 minutos cuando necesiten relajarse, hay que decírselo. Si está bien acudir al responsable en cualquier momento con preguntas o inquietudes sobre el trabajo del proyecto o la dinámica del equipo, hay que decírselo. Ser específicos reduce la ansiedad de todos los involucrados, especialmente de las personas con TEA.
También es recomendable un mentor o “amigo” en el trabajo, para ayudar a asegurarse de que la persona esté organizada y apoyada. Cuando se complementa con la tutoría externa sobre los aspectos sociales del trabajo, sus posibilidades de éxito a largo plazo aumentan aún más.
Los equipos no pueden saber que su nuevo miembro tiene necesidades únicas. A menos que una persona revele su autismo, sería una violación de sus derechos hablar abiertamente de problemas o necesidades.
Autismo: trabajar en tecnología
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