Asperger y autismo: dos caras del mismo espectro
Antes vistos como trastornos separados, los dos son parte del TEA. Asperger y autismo: dos caras del mismo espectro.
Es bastante común escuchar hablar sobre el síndrome de Asperger: a veces se habla como si fuera un trastorno separado, mientras que, en otras ocasiones, se relaciona con el trastorno del espectro autista. Pero, después de todo, ¿cuál es la diferencia entre los dos?
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM) es la referencia para los médicos de todo el mundo en la clasificación de diagnósticos de trastornos mentales.
En la cuarta edición de este manual (DSSM-4), lanzado en 1994, el autismo y el síndrome de Asperger se clasificaron como trastornos diferentes. Ambos formaban parte de la categoría Trastornos Generales del Desarrollo, que también incluía el Trastorno Desintegrativo Infantil y el Trastorno General del Desarrollo No Especificado, entre otros.
En el DSM-4, las principales diferencias entre el autismo y el síndrome de Asperger eran la intensidad del retraso que afectaría a la persona. Mientras que en la definición de autismo el habla tuvo un inicio tardío, en el síndrome de Asperger se describió como normal.
Sin embargo, los pacientes con ambos trastornos tendrían dificultades para relacionarse y comprender situaciones abstractas, como figuras retóricas o gestos. Por ejemplo, al escuchar la frase “mi novio es un gatito”, tanto la persona con autismo como la persona con Asperger imaginarían que el compañero es un gato.
La diferencia entre autismo y Asperger es el grado dentro del espectro autista
Como el síndrome de Asperger tiene síntomas más leves, el diagnóstico solía ser más tardío que el del autismo. generalmente, se empezaba a notar que el niño no interactuaba de la forma esperada solo en la etapa escolar. Al mismo tiempo, los intereses restringidos que son comunes entre las personas con síndrome de Asperger también se hicieron más claros. Por ejemplo, al niño le pueden gustar mucho los dibujos de Disney, memorizando mucha información sobre el tema y colocando este interés en todos los contextos de su vida.
En 2013 se publicó la quinta edición del manual (DSM-5), que presenta una nueva clasificación de los trastornos del desarrollo. La versión actual creó la denominación de trastorno del espectro autista (TEA), que engloba al síndrome de Asperger y al autismo en el mismo diagnóstico.
Así, lo que antes se conocía como dos trastornos separados, pasó a pertenecer a la misma condición, que cubre un amplio espectro de síntomas. Existen dos criterios para el diagnóstico de TEA: déficit en la reciprocidad socioemocional (ya sea en la comunicación no verbal o en la interacción social), y la presencia de conductas restringidas o repetitivas.
La diferencia entre los trastornos es el grado dentro del espectro autista, ya que es posible tener personas con TEA con solo pequeñas dificultades de socialización, incluso personas con aislamiento social, discapacidad intelectual y dependencia de cuidados de por vida.
Asperger y autismo: dos caras del mismo espectro
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